Hoy, 8 de marzo, se conmemora el Día Internacional de la Mujer. Y a pesar de encontrarnos inmersas en pleno siglo XXI, la desigualdad de género continúa siendo, hoy en día, una de las lacras estructurales que más afecta a nuestra sociedad. Las situaciones de desigualdad de género afectan a las mujeres de todo el mundo y, aunque se concretan en mecanismos distintos según países, religiones, o culturas, en todos los casos, las dificultades para acceder a posibilidades sociales de igual nivel que los varones convierten a las mujeres en ciudadanas de segunda.
Es indudable que en las últimas décadas se ha progresado, pero las desigualdades de género se sustentan en la interiorización por parte de los individuos de que las diferencias son naturales, algo que no podemos aceptar, ni como mujeres, ni como sociedad, ni como administraciones, ni como responsables institucionales. Debemos trabajar desde todos los ámbitos conscientemente para conseguir que nuestra sociedad esté exenta de discriminación y desigualdad.
Es nuestra obligación como cargos institucionales desarrollar políticas públicas dirigidas a la sensibilización ciudadana y a las medidas sociales y laborales que posicionen a las mujeres en situación de igualdad para que las mujeres seamos, de facto, ciudadanas de pleno derecho. Y es nuestra obligación como sociedad trabajar para eliminar todo resquicio de discriminación y prestar especial atención a la perpetuación de actitudes machistas que fomentan la desigualdad en la vida cotidiana o micromachismos, y a la mitificación del amor romántico en las relaciones afectivas, especialmente entre las personas más jóvenes.
En Toma la Palabra, hoy, 8 de marzo, queremos hacer un reconocimiento expreso a la lucha histórica de las mujeres, y queremos reconocer el feminismo, los feminismos, como herramienta irremplazable para conseguir la igualdad. Feminismo que, recordemos, es como se denomina al movimiento que lucha por la igualdad entre mujeres y hombres, y no otra cosa.
Es evidente que la desigualdad no es cosa del pasado: las mujeres de nuestra comunidad cobran un 25% menos que los hombres y representan el porcentaje mayor de exclusión social y pobreza; desde que empezó el año ya han sido asesinadas doce mujeres y la falta del derecho a decidir supone un recorte de libertad flagrante.
Será imposible alcanzar la igualdad real y la libertad plena de las mujeres sin el respeto a los derechos sexuales y reproductivos, incluidos la defensa del aborto libre y el derecho a decidir. Reclamar el aborto libre significa que no se puede cuestionar la decisión de interrumpir un embarazo no deseado. El derecho a decidir supone el reconocimiento de las mujeres como sujetos capaces de decidir sobre sus vidas y el ejercicio de la maternidad. Somos personas autónomas, responsables, libres e iguales y, como tal, exigimos el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y vidas.
Asimismo, creemos indispensable fomentar y garantizar el acceso a una educación sexual libre de estereotipos sexistas, que promueva la igualdad y el respeto en las relaciones, y sea sana y placentera, frente a medidas educativas impulsadas desde la religión.
Por eso exigimos a las instituciones medidas concretas:
- Pacto de Estado contra la Violencia de Género que debe pasar por una modificación de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género para dotarla de un carácter verdaderamente integral, donde se recojan todos los tipos de violencia de género, se desarrollen las medidas de prevención y sensibilización social, se recoja una red de recursos reales y efectivos y se responsabilicen y estructuren las competencias y responsabilidades de las diferentes administraciones públicas.
- Despenalización total en el Código Penal de la interrupción voluntaria del embarazo, partiendo del reconocimiento de este derecho basado en la libre decisión de las mujeres y garantizando su práctica durante las 24 primeras semanas en la Sanidad Pública. Además, esta cobertura en la Sanidad Pública debe estar garantizada en cualquier momento de la gestación si supone un peligro para la vida de las mujeres. También hay que garantizar el derecho al aborto de las jóvenes de 16 a 18 años.
- Solicitamos que las mujeres lesbianas y sin pareja derecho de nuevo a la reproducción asistida pública. La igualdad será imposible mientras el Estado intervenga sobre el cuerpo de las mujeres, no solo cuando obligan a ser madres a las mujeres que no quieren, sino excluyendo a las mujeres sin pareja y parejas de lesbianas al acceso a la reproducción asistida en el sistema público sanitario.
- Modificación de la Ley de Régimen Electoral General para garantizar que las listas electorales contemplen la presencia de, al menos, un 50% de mujeres.
- Políticas activas contra la explotación sexual de las mujeres.
- Rechazo de la custodia compartida impuesta. Nos manifestamos contra cualquier desarrollo legislativo o reglamentario que imponga la custodia compartida como preferente.
Sin igualdad no hay democracia, por eso que todos los días sean 8 de marzo.