El Carnaval en la provincia de Valladolid sabe a harina, azúcar blanco y anís, ingredientes principales de las hojuelas. Orejas, como las llaman en San Pelayo, donde también es típico por estas fechas comer torrijas con mucha miel. En Zaratán este dulce hecho con pan empapado en leche lo prefieren con yema tostada. Eso sí: no es Carnaval si no se degustan tras haber hincado primero el diente a unas salchichas zarataneras.
Y si hubiera que buscarle un sonido representativo al Carnaval en nuestra provincia, ¿cuál sería? Probablemente, el de las dulzainas. En La Seca, por ejemplo, también suena a mojigangas, canciones satíricas relativas a los acontecimientos más relevantes del último año escritas por los vecinos y vecinas del municipio, que las interpretan, en grupo o de forma individual, vestidos con disfraces confeccionados a mano con mucho mimo. Esta tradición del Domingo Gordo del Carnaval se recuperó en los 80 gracias al empeño de los lasecanos y lasecanas, tras estar prohibida durante años.
Ese mismo día se celebran los Versos de los Quintos en Castronuño, rito único en la provincia y uno de los acontecimientos que ningún buen castronuñero/-a osa perderse (y que cada año recibe a más curiosos visitantes). Por primera vez en la historia, este año solo participarán mujeres. Las seis quintas, nacidas en 2002, lucirán mantón de manila y sombrero con cintas de colores. A caballo, echarán en el paraje del Carretejar los versos que, con buenos toques de humor, relatarán su procedencia familiar y los asuntos más trascendentes de sus vidas, sin olvidar algo de crítica social. En 2020, a la tradición se suma una novedad: la I Jornada de Degustación del Pincho de Gallo de Corral, plato típico de esta fiesta, que tendrá lugar en Castronuño en la jornada previa (este sábado, día 22) en los establecimientos Casa Pepe, Bar Sevilla y Bar Guacamayo.
Son muchos los ritos ancestrales que se suceden para celebrar a Don Carnal a lo largo y ancho de la provincia de Valladolid, como el Manteo del Pelele en Mayorga, también en el Domingo Gordo. Ese pelele es un muñeco de trapo relleno de paja que los habitantes del municipio sacuden para limpiarse los pecados antes de que llegue la Cuaresma mientras entonan Al pobre pelele su madre le quiere, su padre también, todos le queremos, arriba con él.
Cada Lunes de Carnaval, en Valoria la Buena no faltan a la cita con la tradición medieval de juntarse todos los vecinos y vecinas del pueblo para pasar un día de campo a las afueras del pueblo y comer carne de cerdo tras la matanza, ante la próxima llegada de la Cuaresma. Precisamente, así se llama esta fiesta, Carnefuera. En la actualidad, se programan también actuaciones musicales y se recuperan juegos tradicionales.
Como en Castronuño, en Pedrajas de San Esteban los quintos también son protagonistas del Carnaval: vestidos con pantalón blanco y pañuelo al cuello (también blanco y con la imagen de la Virgen de Sacedón, patrona de la villa piñonera), participan en la carrera de cintas, que sustituyó hace años a las sangrientas carreras de gallos del Martes de Carnaval.
El Miércoles de Ceniza, cuando ya se estén acabando las torrijas y las hojuelas (u orejas), llegará el momento de despedir el Carnaval hasta el próximo año con el tradicional entierro de la sardina, al que en Villanueva de Duero precede una singular procesión de plañideras, viudas y comparsas, que acompañan al féretro hasta la plaza Mayor para quemarlo. Después, vecinos, vecinas y visitantes comparten en dicho ágora una buena sardinada (en colaboración con la Asociación de Mujeres de Villanueva), broche de oro a las celebraciones carnavalescas. También es célebre el entierro de la sardina de Simancas, con un escenario privilegiado: el entorno del Archivo General.
Vienen días de fiesta en los que las calles de localidades como Santovenia de Pisuerga, Villafrechós, Campaspero, Tiedra, Peñafiel, Portillo, Encinas de Esgueva, Trigueros del Valle o Cigales se llenarán de color con máscaras y disfraces, que harán que, quizá, por un rato, en el pueblo no se conozca todo el mundo. Días para disfrutar del Carnaval como se lleva disfrutando desde siempre.